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lunes, 20 de septiembre de 2010

EL CRÁNEO E.T. DE OLSTYKKE

  • "¿Un superviviente alienígena de un accidente de platillo prehistóricos?
  • ¿Un viajero en el tiempo lamentable desde el futuro?
  • ¿Un comerciante de un universo paralelo? ¿Una hasta entonces desconocida especie?
  • O una deformidad "freak" simple de un ser humano?
Nadie sabe a ciencia cierta, pero no importa la explicación, la calavera de Sealand tiene el potencial de cambiar la vista del mundo en que vivimos ".

El cráneo fue descubierto en Julio del 2007 en Olstykke en la isla danesa de Sealand, sin embargo, nunca apareció en los titulares y se mantuvo en gran medida ignorado por la ciencia hasta el año 2010.

Los investigadores que en 2008 examinaron el cráneo en el Veterinarian High School in Copenhagen se limitó a declarar que "aunque se asemeja en algunas características a los mamíferos hacen imposible adaptarse al animal en la taxonomía de Linneo".

Durante la excavación para la sustitución de las añejas tuberías del alcantarillado, en un principio los excavadores creyeron que era hueso de caballo, debido a que la casa pertenecía anteriormente a una carnicería de caballos, y el jardín está lleno de restos. No fue sino hasta rellenar la zanja que se dio cuenta de su forma humanoide.

Las excavaciones realizadas posteriormente en el sitio no han permitido descubrir alguna conexión con la criatura, sólo huesos de animales identificables, hachas de piedra y otras herramientas neolíticas que son comunes a la zona.

El hecho de que el cráneo fue encontrado entre los restos neolíticos no obstante, no revela su edad. El carbono 14 data en el Instituto Niels Bohr en Copenhague ha puesto de manifiesto que la criatura vivió entre 1200 y 1280 AD.

Por otra parte, el cráneo se encontró por encima de los tubos de edad, cuya edad sugiere que no fue enterrado hasta después de 1900. También la ausencia de las otras partes del esqueleto de la criatura, junto con el estado de la calavera de conservación, ha llevado a los científicos a sospechar que no ha sido enterrado por mucho tiempo, probablemente sólo un par de décadas.

Tal vez alguien lo haya hecho para ocultar el secreto de su existencia y lo haya enterrado deliberadamente en esas edades. Es interesante observar que los residentes en Olstykke y pueblos cercanos existen desde los tiempos antiguos, miembros locales de l'Ordre Lux Pégasos (la Orden de la Luz de Pegasus), a quienes en consecuencia en nombre de la orden dan protección a diversos temas - entre ellos un cráneo misterioso y varios dispositivos hechos de luz extraordinaria, aunque de metal irrompibles o cerámica. El cráneo se dice que tiene su origen en los Balcanes, pero también se ha almacenado en París, Francia, y en Munich, Alemania, antes de llegar a Dinamarca.

Si la historia es cierta, es posible que futuras investigaciones puedan conducir al paradero de los artefactos alienígenas. Es plausible que la Orden Lux Pegasos conserve objetos, así como el conocimiento sobre su origen y propósito.

Poco se sabe sobre la orden de embargo, salvo que se estableció alrededor del año 1350 y a lo largo de su existencia ha contado con poetas y autores influyentes entre sus miembros. Entre los destacados se iniciaron Giovanni Boccaccio, William Shakespeare, René Descartes, Thomas Jefferson, Edward Bulwer-Lytton, Ambrose Bierce, Karin Boye, HG Wells, Julio Cortázar, Joseph Heller, Butler Octavia, Aleksandr Solsjenitsyn y Ahmed al Baghdadi.

Uno puede preguntarse por qué la tarea de preservar los objetos del conocimiento ajeno y que recayó sobre un orden consistente únicamente en escritores, pero el nombre mismo de la orden hace alusión a uno o más huéspedes de la constelación de Pegaso, que durante algún tiempo vivió entre nosotros y nos trajo conocimientos vastos e inspiración. El secreto de la orden sin embargo sugiere que la humanidad todavía no está listo para compartir el conocimiento Pegasiano.

El Cráneo Sealand es cerca de una y media veces más grande que un cráneo de Homo sapiens masculinos. Especialmente las cuencas de los ojos contribuir a su tamaño. Su superficie lisa revela que la criatura estaba adaptado al clima frío, y su tamaño relativo del ojo que era o bien una criatura de la noche, vivía bajo tierra o en un planeta orbitando una estrella remota o tenue, probablemente una enana naranja o rojo.

Cabe señalar que la estrella 51 Pegasi, en la constelación Pegasus fue la primera estrella que como nuestro sol, se sabe que tiene un planeta. Los planetas orbitando la estrella HR 8799 Pegasus fueron los primeros en ser fotografiado directamente, y el análisis espectroscópico de HD 209458 b, otro planeta en la constelación, ha proporcionado la primera evidencia de vapor de agua atmosférico más allá de nuestro sistema solar.

Esto no es imposible si se tiene en cuenta las últimas noticias sobre el cráneo Starchild, cuando fue encontrado ADN extraterrestre de hace en 900 años.

Starchild Cráneo: Nuevo Informe 2010 de ADN

Fuente: Ray Alex Website

EL PLAN YASUMÍ SE EXTIENDE POR AMERICA LATINA

Perú, Bolivia y Guatemala se plantean replicar la reciente iniciativa ecuatoriana de no explotar parte de sus reservas de crudo a cambio de que los países occidentales financien la protección de lugares con alto valor ecológico.



El presidente boliviano, Evo Morales, aseguró haber visto petróleo "chorreando" en el Parque Nacional Madidi, la gran reserva biológica del país.

Yasunizar. Este verbo no está, de momento, en el diccionario de la Real Academia Española, pero su uso ya se ha extendido por Ecuador, y lucha por llegar a otros países como Perú, Bolivia o Guatemala.

El Gobierno ecuatoriano ha mostrado su interés para que esta palabra se convierta en habitual y sirva para expresar "el esfuerzo para mantener virginal esta maravillosa naturaleza", en palabras del vicepresidente del país, Lenin Moreno.

De momento, yasunización aparece en la Wikipedia como "un término de la nueva geopolítica ambiental para describir el acto de protección de sitios con especial valor ecológico y cultural".

Interior del Parque Nacional y Reserva Yasuní
El Gobierno ecuatoriano ha decidido recientemente no explotar el 20% de las reservas de petróleo de Ecuador a cambio de una aportación económica de la comunidad internacional. El verbo yasunizar hace referencia al Parque Nacional de Yasuní, en la Amazonia ecuatoriana, y la iniciativa de no sacar el crudo de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini, en ese parque, crea un nuevo mecanismo internacional para el problema del cambio climático, ya que apuesta por dejar bajo tierra 846 millones de barriles de petróleo y 407 millones de toneladas de dióxido de carbono, que es lo que emiten países como Brasil en un año.

Además, mantiene limpia la zona de mayor biodiversidad del planeta: en una hectárea de terreno hay tantas especies de árboles como en todo el territorio de Canadá y Estados Unidos juntos.

"El fideicomiso que acabamos de establecer es histórico no sólo para Ecuador sino para el mundo entero", afirmó la directora regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para América Latina y el Caribe, Rebeca Grynspan, tras suscribir con el Gobierno de Rafael Correa el acuerdo. Según declaró Grynspan, este fideicomiso rompe el paradigma de las relaciones Norte-Sur porque, más allá de la aportación económica de los países industrializados, los ecuatorianos renuncian a explotar sus recursos petroleros en beneficio de un nuevo modelo de desarrollo.

De este modo, se habla de corresponsabilidad como justificación para la llegada de 3.600 millones de euros a Ecuador, la mitad de lo que conseguiría con la explotación, proveniente de fondos internacionales. Esperanza Martínez, de las ONG Acción Ecológica y OilWatch y una de las mayores impulsoras de la iniciativa ecuatoriana, apuntó: "El paso que está dando Ecuador es muy importante. Yasunizar ya es una nueva palabra que le da carácter, memoria y objetividad a una propuesta de vida en armonía con la naturaleza".

Mientras el Gobierno ecuatoriano trabaja para concretar la llegada del dinero que suponga la confirmación de la iniciativa, los defensores de la misma tratan de extenderla más allá de sus fronteras. De momento, ya existen voces que solicitan ampliar el compromiso hacia Perú, país limítrofe con la zona, y que está explotando yacimientos de hidrocarburos en la Amazonia.

Alán García, presidente de Perú, lo ha dicho muy claro: "Apoyamos el punto de vista yasuní, y creo que merece una discusión seria en relación a la importancia que este nuevo concepto tiene para la conservación de la naturaleza".

Alberto Acosta, ex ministro de Energías y Minas con Correa, es uno de los más fervientes partidarios de la iniciativa. Acosta, que alienta "la yasunización en el Perú" desde su perfil en Facebook, explica a este diario que es necesario "conseguir el compromiso de los peruanos" para "ampliar espacios" en el país.

El político considera que hay que establecer límites físicos de la explotación "para avanzar hacia un economía pospetrolera", y aboga por dejar de buscar hidrocarburos en lugares de particular "fragilidad ambiental y social" como el Yasuní, el delta del Níger, el Madidi en Bolivia o el Parque Nacional Laguna del Tigre en Guatemala.

Acosta recuerda un artículo del profesor Martí Orta, de la Universitat Autònoma de Barcelona, en el que expone que los lotes petroleros 67, 121 y 39 de la peruana región de Loreto (explotados por Perenco y la española Repsol, que también explota el Bloque 36 del Yasuní ecuatoriano) se superponen a una de las áreas donde habitan pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Orta considera que la ubicación de dichos lotes, contiguos a los protegidos ahora en el Ecuador, resalta su idoneidad para replicar la iniciativa Yasuní en el Perú.

PLAN BOLIVIANO

En Bolivia, esa réplica se centra en el Parque Nacional Madidi, una zona de 19.000 kilómetros cuadrados que alberga la mayor riqueza biológica de Bolivia y en la que Evo Morales aseguró ver el petróleo "chorreando". La Asociación Prodefensa de la Naturaleza (Prodena) ha planteado la iniciativa Madidi sin petróleo, hecha pública en abril y que busca que no se exploten los yacimientos del parque para mitigar la emisiones de gases y proteger la biodiversidad.

Por ahora, no se conoce el volumen ni la calidad de las reservas petroleras de esta zona, ya que las compañías Total y Petrobrás hicieron una exploración del área y "se retiraron porque seguramente no había una cantidad de petróleo que justifique sus inversiones", dice Prodena. Pero la asociación insiste en que el Gobierno de Morales ha mostrado su decisión de explotarlo.

Parque nacional laguna del tigre - Guatemala.
En el Parque Nacional Laguna del Tigre, en Guatemala, se acaba de ampliar su explotación petrolífera, que representa casi el 98 % de la producción de crudo guatemalteco. Todo ello a pesar de que un grupo de diputados del Parlamento alemán propuso al presidente del país, Álvaro Colom, la creación de un fondo de compensación económica a cambio de renunciar a la extracción de crudo en el Laguna del Tigre. La zona es Reserva de la Biosfera Maya y cuenta con el humedal más grande de Centroamérica.

Pero la yasunización también tiene detractores. René Ortiz, ex ministro ecuatoriano y ex secretario general de la OPEP, explicó a Público que el plan Yasuní no tendrá éxito porque depende del altruismo internacional en una época de crisis y, además, "no encaja en las reglas del juego".

Para otros, esa es, precisamente, su fortaleza: "Esto va más allá del Protocolo de Kioto, porque nosotros no estamos planteando la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero sino su eliminación", insiste Acosta desde su despacho de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Otros, como el profesor de esta misma entidad Teodoro Bustamente, sólo creen que todo es una maniobra gubernamental para crear "una buena imagen internacional".

Fuente: Publico.es

EL CAMPO MAGNÉTICO HUMANO


En la actualidad, el campo magnético de la Tierra (la magnetosfera) está siendo altamente monitoreada, ya que es el escudo que protege la vida en nuestro planeta de los rayos cósmicos, meteoritos y cometas que podrían ser letales para nuestra vida y la de todas las especies.

También sabemos que los humanos estamos conectados a la vibración de la magnetosfera a través de nuestra glándula pineal, que vibra en las mismas frecuencias en las que lo hace el núcleo de nuestro planeta, sincronizando nuestros ritmos vitales con los de la Madre Tierra.

Pero el cuerpo humano también genera su propia magnetosfera, el campo biomagnético humano. Este tiene varios metros de circunferencia y se vería con la forma de un ocho.

Fue en los años 70 cuando se logró diseñar el instrumental necesario para medir estos campos, que son muy débiles y por lo tanto se necesitaba de sensores altamente sensibles para poder registrar y medir sus manifestaciones.

El cuerpo humano es un gran campo electromagnético en su totalidad. Es un cuerpo de energía, y la visión que tenemos de él como de una estructura de carne y hueso es sólo la representación que hace nuestro cerebro de las señales que recibe nuestro aparato perceptual. La forma, el color, el olor y el sabor de nuestro cuerpo, son sólo representaciones virtuales de nuestro cerebro de estas señales, del mismo modo que nuestro televisor recibe señales radioeléctricas que transforma en imágenes y sonidos.

Como éstos campos biológicos o bioplasmáticos son extremadamente tenues, de muy bajas frecuencias, (todas las células vivas tienen una carga eléctrica de entre 70 y 90 milivoltios) se miden en Teslas (en honor al noosférico ingeniero Nikola Tesla 1857/1943). El rango de nuestros campos magnéticos biológicos es de 10-9T (nanoteslas) hasta 10-15 T (femtoteslas).

Toda carga eléctrica en movimiento genera campos magnéticos. En el caso de la Tierra, el principal generador es el núcleo terrestre, y en nuestro cuerpo, el latido del corazón y de todos nuestros órganos.

Vamos a ver qué ocurre en lo microscópico: el campo electromagnético de cada célula es también una barrera de protección, otro escudo como el de su membrana, pero que defiende a cada una de nuestras células, haciéndolas “resonar en armonía” y acercándolas a otros microorganismos o moléculas beneficiosas, y logrando un rechazo de otras que podrían ser destructivas.

Los iones de potasio y sodio son los que mantienen el equilibrio eléctrico de la membrana celular. El potasio, desde dentro, se magnetiza con los iones de sodio del exterior de la membrana. La diferencia entre el potencial eléctrico de estos iones, permite el intercambio de información entre el interior y el exterior de la célula.

Cuando una célula pierde su carga eléctrica, o ésta es menor a 30 milivoltios, muere. Por ello una de las formas de detectar enfermedades, es monitorear las cargas eléctricas celulares. Cada célula es una especie de pila eléctrica que mantiene la energía de nuestro organismo.

Del mismo modo, cuando nuestro cuerpo disminuye su carga eléctrica general (la intensidad de su campo magnético) estamos ante una enfermedad. En la medicina china desde hace milenios, estos campos eléctricos son tratados en la red de meridianos por los que circula la energía.

La Tierra hace lo mismo con su campo geomagnético: gracias a estas cargas eléctricas danza su baile cósmico en el planeta solar, impidiendo el paso de las radiaciones cósmicas destructivas, los meteoritos y los cometas, y dejando pasar las radiaciones que le permiten mantener la vida. En los últimos años, el campo magnético terrestre ha disminuido, por lo que nos encontramos en una fase de vulnerabilidad que necesita de un aumento drástico en los años que se vienen para la conservación de la biota.

Es impresionante cómo en las comunidades científicas aún se resiste a hablar del cuerpo como de un campo electromagnético o radioeléctrico, dejando en claro que aún seguimos con la mentalidad de la física Newtoniana sin cambiar el paradigma evidente que nos presenta la física cuántica. Pero hay algo más, y es el interés de monopolizar toda forma de energía: los científicos dedicados al estudio de las diversas variables de la energía, siempre corren altos riesgos.

Veamos cómo afecta el campo magnético terrestre (magnetosfera) a nuestro organismo.

Entre la magnetosfera y los campos magnéticos de nuestros cuerpos, hay un equilibrio constante de energía, lo que nos mantiene vivos y sincronizados, permitiéndonos cambiar según las circunstancias del cosmos. Cuando la Tierra tiene una alteración en su campo magnético, el humano puede sufrir sus consecuencias. Ya en 1976, el Dr. Kioyichi Nakagawa, director del Hospital Izusa de Tokio, nos hablaba del “Síndrome de Deficiencia Magnética”, entre cuyos síntomas están el fuerte dolor de cabeza, una sensación general de debilidad, y dolores en el cuello, pecho, hombros y espalda, cuando la Tierra debilita su magnetosfera.

Una de las piedras más utilizadas por los terapeutas para armonizar el campo magnético del cuerpo, es la magnetita. En mi estudio tengo una piedra muy grande de magnetita que utilizo cuando la luz del módem Vodafone se pone en verde y me hace navegar a baja velocidad por Internet. Tomo la piedra en mi mano derecha, mientras el ratón con la izquierda, y la velocidad vuelve a lo normal. Estoy usando el campo magnético de mi cuerpo y potenciándolo con la piedra, con lo que logro una solución muy práctica para navegar más rápido por la red. En fin, aplicaciones de lo más útiles de los descubrimientos de la ciencia, con lo que tenemos a mano.

Las terapias biomagnéticas que hay en todo el mundo, no parecen tener la aprobación de los científicos. Se pueden encontrar varios artículos e incluso comunicados oficiales como uno de la Oxford University en el que expresa la situación de que en los archivos de Medline (donde se publican los artículos estrictamente científicos) no existe información oficialmente aprobada sobre que las terapias de biomagnetismo tengan aplicaciones terapéuticas reales.

Sin embargo, yo creo que es ilógico que teniendo un cuerpo electromagnético, éste no pueda curarse con la aplicación de distintas cargas. Pero ya sabemos cómo es la ciencia: hoy te llama “loco” y mañana le da un premio Nobel a algún científico que postula lo mismo que tú pero que es más cercano a los ámbitos académicos o tiene un lobby más eficiente.

En todo caso, ¿cuántos lobbies de grandes compañías telefónicas habrá en la actualidad, encargados de ridiculizar a los investigadores del campo biomagnético humano, justamente porque éstos están revelando el peligro de las instalaciones de antenas de telefonía móvil?.

“El Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados (CCRSERI) en el informe publicado a comienzos de 2009 para los campos de radiofrecuencia (RF), concluye, a partir de tres líneas de evidencia independiente (epidemiológica, animal y estudios in-vitro), que la exposición a campos de RF es improbable que conduzca a un aumento del cáncer en humanos. Sin embargo, dado que la duración global de la exposición de los humanos a los campos de RF procedentes de los teléfonos móviles es más corta que el período de inducción de algunos cánceres, se precisan más estudios científicos para identificar si una exposición en humanos considerablemente más larga (más de 10 años) a ese tipo de teléfonos podría suponer un riesgo de cáncer.”

En fin, ni sí, ni no. No se mojan ni por la humanidad, ni por las grandes multinacionales, porque hay tantos estudios que demuestran que la telefonía móvil puede causar daño celular que no tienen ya demasiados fundamentos como para sostener los intereses de las megacorporaciones de telecomunicaciones.

Volvamos a la magnetosfera.

El próximo máximo solar obligará a la Tierra a autorregularse para protegerse de la gran lluvia de protones que está aumentando en este nuevo ciclo, cuyo máximo espera la NASA que sea de un 30 a un 50% más potente que los anteriores.

Es una gran oportunidad para el ser humano, pues al aumentar el campo magnético terrestre, aumentará el nuestro, produciendo (si todo sigue el patrón natural de auto-regulación) una mejor salud.

Y vaya que necesitamos de este nuevo máximo solar, ya que hemos contaminado el equilibrio natural de los campos magnéticos con la proliferación de antenas emisoras y grandes centrales eléctricas.

Por ello, la tan temida tormenta geomagnética que se avecina, puede llegar a colapsar varios sistemas tecnológicos que se creen indispensables para nuestra vida actual (comunicaciones, redes de energía, orientación para la navegación, etc.), pero también puede ocurrir que la Tierra (como lo viene haciendo hace millones de años), aumente la potencia de su campo electromagnético y nos salve una vez más del plasma solar. ¿Por qué no iba a hacerlo?

Fuente: Bianca Atwel